Se imaginan lo difícil que debe ser el vivir dos personas compartiendo un mismo cuerpo o parte de el; sin embargo estas personas se logran adaptar a este increíble modo de vida y hacen noticia e historia como recuerdo en este Blog.
Abajo recordamos a los siamesas rusas, Masha y Dasha, quienes nacieron en Moscu el 4 de enero de 1950 y Durante años sirvieron de experimento a la medicina soviética que les amputó su tercera pierna para que «no llamaran tanto la atención», lo que limitó su capacidad motora. Compartían el sistema circulatorio, los órganos reproductores y la vejiga; y cada una tenía un corazón, un aparato digestivo, una columna vertebral, dos brazos y un sistema nervioso.
Ellas fueron Récord Guinnes como las siamesas de mayor edad en el 2001.
Durante décadas sufrieron un penoso calvario que les llevó a los más lóbregos hospitales, asilos e internados del régimen soviético. De niñas, las depositaron sobre una superficie de hielo, lo que les ocasionó una pulmonía. En el internado infantil fueron víctimas de todo tipo de vejaciones por parte de los otros chicos, que les llegaron a arrojar un perro rabioso. A pesar de compaginar sus biorritmos hasta compartir sueños y dolores, a pesar de haber vivido experiencias semejantes desarrollaron personalidades asimétricas. Dasha era tranquila y consecuente. Masha era arisca e irresponsable. Tal vez por ello, en 1993, Dasha quiso arrojarse por la ventana y Masha se resistió y acabó disuadiéndola. O quizás se limitó a impedirlo por la fuerza. Masha era más robusta porque al caminar ella era quien cargaba con casi todo el peso. Hasta el suicidio, el único acto humano que les está prohibido a los dioses, les estaba vedado. Ambas se refugiaron en el alcohol, especialmente Dasha. «Bebemos porque nos damos cuenta de la clase de monstruo que somos», repetían.
Masha murió de un infarto en el 2003: diecisiete horas después, el olor que expelía el cuerpo de Masha envenenó el corazón de Dasha, quien creía que su hermana dormía a causa de unas inyecciones.
En las siguientes dos fotos recordemos a los siameses Eng y Chang Bunker quienes nacieron el 11 de mayo de 1811 en Siam, ahora conocida como Tailandia. Ellos estaban unidos por el pecho. Entonces no existían el conocimiento y las técnicas médicas de hoy en día para separarlos.
A sus 17 años se unieron a la gira mundial del escocés Robert Hunter para exhibirse. Su fama hizo que se acuñara el término “gemelos siameses” para describirlos.
En 1839 adquirieron la ciudadanía estadounidense y tomaron el apellido de Bunker. Cuatro años más tarde se casaron con las hermanas Adelaide y Sarah Ann Yates. Chang tuvo 10 hijos y Eng 11.
Chang murió en enero de 1874 tras sufrir bronquitis severa. Eng falleció poco después. El hígado de estos hermanos se exhibe en el Museo Mutter de Filadelfia.
En la siguiente foto vemos una silla exclusiva para siameses…
Ahora veamos un caso actual de dos jovenes , de 23 años, Abby y Brittany Hensel a quienes les gusta estar con sus amigos, irse de vacaciones, manejar, hacer deportes –como el voleibol– y tener una vida plena como podemos ver en las diversas fotos que comparto aquí.
Estas siamesas, de Minnesota, en Estados Unidos, tienen un título de la Universidad de Bethel y están empezando su carrera como profesoras de primaria con énfasis en matemáticas.
Hay una diferencia de altura, Abby, de 1,57m es más alta que Brittany (1,47). Debido a que sus dos piernas tienen alturas distintas, Brittany tiene que pararse de puntillas para mantener el balance.
«Una puede estar enseñando y la otra supervisando y respondiendo preguntas», señala Brittany. «Así que en ese aspecto podemos hacer más que una sola persona».
En los viajes, sus amigas son sus principales aliadas.
Las siamesas se conocen tan bien que con frecuencia dicen las mismas cosas o terminan la idea de la otra, se ayudan y entienden los aspectos de la vida de cada una.
Con dos juegos de pulmón, dos corazones, dos estómagos, un hígado, un intestino largo y un sistema reproductor, han aprendido desde muy pequeñas a coordinar sus cuerpos. Abby controla la mano derecha y Brittany la izquierda.
Hay otras diferencias. A Brittany le da miedo las alturas, mientras que a Abby no. Abby está interesada en matemáticas y ciencia, mientras que Brittany prefiere las artes.
También tienen una reacción distinta al café. Después de unas tazas, las palpitaciones de Brittany aumentan, pero a Abby no le afecta.
La temperatura corporal de cada una es diferente.
Hasta siempre.
Carlos Tigre sin Tiempo (CTsT)
es lindo que se sientan bien y que la sociedad las apoye les deceo lo mejor y que algun dia sean realmente felices