Este un extracto del libro de Daniel Alarcón (1), “penumbra en la guerra” donde relata, a su estilo, la forma en que una joven pareja de nuestros países latinoamericanos (en este caso Perú), se separan, principalmente, por serios problemas económicos en sus país de origen y el tipo de sistema político-económico y/o corrupción imperante que les impide, a la mayoría de ciudadanos, poder acceder a una vida mejor dentro del países donde nacieron; aunque estudien o trabajen fuerte.
Por ello muchos ciudadanos latinoamericanos, relegados en su país de origen, la única salida que ven es emigrar a Europa o USA, como única forma de conseguir una vida mejor en comparación con su país de origen.
Veamos este extracto que hace de este caso por parte del destacado escritor Daniel Alarcón:
“Cada año, en el cumpleaño de Mayra, desde cuando cumplió uno, le he pedido a Sonia que se case conmigo. Este año nuestra hijita cumplió cinco. Cada rechazo tiene su propia historia…
Cuando Sonia no pasó el examen de la universidad su padre la envió a Estados unidos para que aprendiera algo de idioma turístico. Al regresar la instalo como administradora del hostal (de quien hubiera podido ser mi suegro).
El lugar se llama New Lima, así como suena, con sintaxis de spanglish. Ella recibe a los aventureros, a los jóvenes sin afeitar, los mochileros, dueños de ese estilo inimitable que llevan chalecos con docenas de bolsillos o pantalones que se abren para transformarse en paracaídas o balsas inflables. Norteamericanos, alemanes y franceses. De vez en cuando, Sonia se llevaba uno de ellos a la cama, pero nunca creí que esas aventuras amorosas fueran gran cosa…
Teníamos nuestras fechas especiales, nuestras tradiciones y el cumpleaños de mayra era una de ellas. Era el día en que fingimos ser todavía una familia o que lo habíamos sido alguna vez.
Debido a mi despido del banco, experimentaba por primera vez la pobreza de verdad, distinta a esos otros tipos de pobreza a los que habia sobrevivido anteriormente.
Se había manifestado primero como un estado mental: un pánico absorbente, una especie de vértigo, aunado a la certeza de que todos mis infortunios eran un engaño elaborado.
Esta serie de síntomas psicológicos resulta común entre los que, de ninos, nunca nos vimos obligados a saltarnos una comida. Para nosotros, la crisis actual resultaba particularmente cruel.
Un economista, amigo mio solía decir que el podia reconocer cuan mala estaba la situación segun el número de horas que trabajan las prostitutas…
Mi padre coqueteo con la bancarrota durante décadas antes de darse finalmente por vencido. Tuvo una pequeña librería en Miraflores, pasó por épocas de prosperidad, después por épocas malas y después por épocas peores.
Vendia calendarios y libretas y diccionarios y lapices, asi como tambien los clasicos en volúmenes con cubiertas de cuero.
Para cuando el negocio se vino abajo, yo había entrado a la universidad pública y estaba de alguna manera aislado de los problemas de mi familia.
Mi padre encontró trabajo como taxista y murió algunos años después cuando el banco se quedo con su hipoteca. Yo empece a ayudar a un tio que distribuia cosméticos en las farmacias de lima. Recorriamos la ciudad de extremo a extremo. Así fue como aprendí a temerle a la pobreza…
Sonia había sido mi estudiante en un instituto preuniversitario para cuando no paso el examen final por segunda vez ya éramos amantes. Un año más tarde, a los veintiuno, ya estaba embarazada con mayra…Al mismo tiempo que me anunciaba que estaba embarazada dijo que era demasiado joven para casarse. Yo acababa de cumplir los veintinueve y tambien me sentia demasiado joven. Estalló el escándalo. Nuestros respectivos padres, que se despreciaban mutuamente, se reunieron para negociar…Yo llegaba todas las noches a la casa para recibir reproches por mi irresponsabilidad. A Sonia la amenazaban con todo tipo de tormentos. Nos describian la bestial y breve existencia de nuestro hijo bastardo con un lujo de detalles apocalípticos…
Mayra nació el 5 de febrero en 1996. Yo me encontraba en la sala de partos, observando ese proceso mágico, con un temblor en mis débiles rodillas. Fue el día más completo de mi vida… observe las piernecitas y los bracitos de Mayra y la suave frescura de su cara diminuta. Sus ojos castaños eran del mismo tono que los de su madre, y en ese instante las dos se convirtieron en mi religión. Sentí que deseaba llorar ante la belleza de su pequeño cuerpo, de su ser puro. Y llorar tambien por lo que había hecho. Mis egoistas faltas parecian ahora un obstaculo infranqueable si es que yo pretendia alguna vez ser su padre.
Un par de meses después del nacimiento de mayra, Sonia viajó a estados unidos para aprender inglés. Su familia la quería lejos de mi, lejos del estrés. Durante medio año, visitaba a mi hija tres veces por semana, soportando los incómodos silencios de los Sepúlveda, quienes no sabían si despreciarme o aplaudir mi persistencia.
Nos mantuvimos en silencio hasta llegar al hostal [Sonia le había dicho que se iba a USA a vivir con un norteamericano]. Acostamos a Mayra con su dulce pequeñez, inocente de nuestras maquinaciones y conflictos.
¿A que edad empezaria a comprender? ¿Cuantos años me quedaban antes de que ella me reconociera como el fracasado que era? ¿Cuantos más antes de que se olvidara de mi?…
En esta ciudad, no hay nada mas inutil que imaginarse una vida. El dia siguiente es tan incierto como el ano que viene, y no hay nada que yo hubiera podido prometerle en ese momento que no estuviera construido sino en la imaginación. O aún peor, en la suerte.
Mayra ya estaba despierta del todo, y se sentó en la cama. “papi” gritó, señalando mi barriga. “!Estas gordo!”.
“!Mayra!” dijo Sonia. “!No seas grosera!”
Pero a mi me parecio chistoso. Me rei. No estoy gordo; lo que sucede es que ya no soy joven. Me agarre la barriga y durante unos segundos fingí que mi ombligo era el orificio de una bala que estaba mortalmente herido. Caí al piso, “Ay, Mayra,” grite.
Mi hija gateo hasta el borde de la cama y se tendió ahi mirandome a los ojos mientras yo seguía echado en el piso. Tenía el pelo levantado en varias partes, una salvaje melena enmarañada. Soltó una sonrisa amplia y pícara y yo cerré los ojos.
Imaginen los extraños y terribles silencios, los espacios vacíos. Imaginense marchitándose en este lugar sin ninguna compania. Piensen en una hija viviendo en un lejano país del norte, con sus vientos fríos y sus lluvias torrenciales, esforzándose por reconocerlos entre un flujo de imágenes y sonidos y aromas borrosos…Imaginen que ella olvide su espanol y que entonces todos sus temores y esperanzas y amores y sueños queden atrapados, perdidos en una bóveda de resonancias extrañas…creo que Sonia debió haber reconocido que me encontraba ausente porque se quedó callada…
Mi hija se había vuelto a subir a la cama y se sentó, las piernas cruzadas por debajo, observándonos como si asistiera a una obra de teatro. Y no hubo trompetas ni violines ni ningún otro sonido. Solo el silencio.”
Hasta siempre.
Carlos Tigre sin Tiempo (C.V.P.)
Anexo:
(1)= https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Alarc%C3%B3n
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