Mi corazón es como un tren donde en cada estación ,que se detiene, alguien sube y alguien baja; pero quien nunca me deja es mi hijo.
La expresión arriba escrita es un dialogo entre una joven kurda y un profesor en las montañas de Iran, en la película “Las Pizarras”, publicada en este enlace:
http://tigrepelvar10.blogspot.com/2011/02/las-pizarras-blackboards-por-iran.html
Este dialogo me hizo recordar una conversación que tuve con una amiga, quien trataba de justificar sus fracasos amorosos -en tres matrimonios fallidos- donde ella decía que, por lo menos, sus hijos si la querían de verdad; en cambio los hombres solo eran seres de paso o temporales, y, ya estaba buscando al cuarto esposo; pues dice que le gustaban los niños y que todavía no perdía la esperanza de encontrar a un hombre que la quiera y viva con ella por toda la vida humana.
Pero, hay que analizar un poco mas esta frase; pues encierra un gran trasfondo social.
En nuestro mundo actual sabemos que muchas personas viven en real pobreza y en unas condiciones de vida en las cuales no saben si ese día tendrán agua o comida. Incluso tienen viviendas precarias o simplemente no las tienen. Por tanto, están expuestas a muchos peligros que se encuentran en las calles.
Dentro de ese contexto se encuentran muchas mujeres honestas como las de este caso que llevan una vida amorosa o sexual muy variable o temporal,-fuera de su control-, donde realmente lo único seguro es el amor incondicional de sus pequeños hijos.
Así vemos, que algunas de estas mujeres, muy jóvenes todavía, maduran y desarrollan una filosofía de vida, simple pero real, la cual les permite sobrellevar, sin tanto dolor, su vida.
En cambio otras mujeres que han tenido suerte material en sus vidas, incluso no tan jóvenes, se la pasan la vida de “rumba y cama”, incluso sin asumir su rol de madre. Dejando a hijos regados de varios “matrimonios” y siendo cuidados por otras personas o familiares; mientras ellas siguen gozando sus vidas, como si fueran quinceañeras, de baile en baile; de hombre en hombre.
Volviendo al caso de esta mujer, que para mi va mas allá de una frase reflexiva de una película. Es el ver cuan egoísta somos en no pensar en las demás personas del mundo que sufren, cuan egoísta somos pensando egocentricamente, cuan poco solidarios somos.
En muchos casos la solución a estos casos es de fácil decisión política de los gobiernos involucrados; pero cuando mezclamos gobiernos autoritarios o corruptos, religiones o culturas radicales, pobreza material y gente de poca educación. Entonces, casos como estos, que sufren millones de personas, sencillamente los ignoramos o consideramos que se lo merecen o que así es la vida.
En lo que estoy totalmente de acuerdo es que los niños pequeños son seres angelicales a quienes si los tratamos bien, los educamos con amor y los criamos con nuestros mejores ejemplos.
Entonces, recibiremos de ellos el mayor tesoro que tenemos los humanos aquí en esta vida- aunque muchos creen que es el dinero-, pero para mi, es, ese amor desinteresado, único y verdadero de los niños de quienes con buenas acciones y nuestro mejor tiempo, podemos tener el mayor tesoro y experiencia de vida humana, de ganarnos su amor verdadero
Hasta siempre.
Carlos Tigre sin Tiempo (CTsT)
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